Parece que va a llover. Y sus ojos también.
Parpadea un par de veces para contener las lágrimas y aleja la mirada del cristal.
Posa su mano en el abultado vientre y deja escapar un suspiro, seguido de una sonrisa melancólica, pero también de esperanza.
Dentro de poco, jamás volverá a estar sola.
~R.N.
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